lunes, 8 de septiembre de 2014

Intentalo.

Capitulo 8:

Al dia siguiente tenia que empezar a trabajar, justo esa noche me habian llamado avisando de que adelantaban los dias. Quise darme una ducha, primero, para entrar en calor, hoy el dia era frio y parecia que tenia intencion de llover, y segundo por que necesitaba despejarme.

Abri el grifo de la ducha y en lo que se calentaba el agua comence a desvestirme. El agua caliente se agradecia en un dia como hoy. Mi mente no tardo en hacer todo lo contraria  lo que yo queria. Zayn, su nombre aparecio en mi mente como esos tipicos carteles de las vegas llenos de luces y de color.

Simplemente no entendia por que no la olvidada...esta bien, estaba enamorado y se entero de que iba a ser padre cuando las perdio a ambas, pero, eso no quiere decir que se cierre y no conosca a mas nadie. Yo no es que fuese la mejor chica con la que alguien pudiese estar pero, lo que si tenia claro es que le queria, y de una manera que jamas me imagine que podria querer a alguien. Verle sonreir era como una especie de calor que recorria todo mi cuerpo, su tacto era como si me pasasen una pluma, suave y relagante. Sentia que cada ves le necesitaba mas y a lo mejor el alejarme de el por un tiempo era lo mejor para los dos.

Ademas, si tanto me parecia a ________ por que no me eligio a mi antes que a su recuerdo? que tiene de malo superar un amor y volver a enamorarse de nuevo? Tambien, estaba Logan. Es un chico unico, pense y sin quererlo una sonrisa tonta se me cruzo en la cara. Su manera de hablarme, de intentar ligar con migo, la verdad es que nunca antes lo habian intentado.

Sali de la ducha y me vesti rapido ya que me habia entretenido mas de la cuenta en la ducha. ( http://www.polyvore.com/cgi/set?id=134371845&.locale=es ) Baje rapido y corri en busca de un taxi, si hubiese tenido mas tiempo habria ido en bus, pero ahora mismo no me lo podia permitir. Tras un trayecto de 15m entre a toda prisa en el pequeño edificio de color azul oscuro y subi a la planta 3. Busque el despacho de Grace Sullyvan. Al llegar llame y cuando ya me dieron paso vi a una señora, bueno, mujer de unos 28 o 29 años apenas, cabello color caoba, ojos verdes y gran sonrisa. No era mas alta que yo. Ella llevaba un bonito vestido negro ajustado a su bonita figura.

-No te preocupes, no llegas tan tarde- su sonrisa no desaparecia, ya era como la decima ves que pedia perdon por llegar 10 minutos tarde- Bueno Raquel, ven te enseñare tu mesa y enseguida te dare algo de trabajo.-

Ella me guio fuera de su despacho y apenas a la derecha habia una pequeña mesa con un portatil encima. Estaba casi vacia de no ser por un fichero, el portatil, un cubo de lapices con boligrafos y algunas ojas de papel.

-Espero que te guste, no tenemo mas, pero se que decoraras esta mesa a tu gusto.

-Esta bien no hay problema- Sonrei ilucionada-

-Bueno, lo que necesito que hagas es que pases al ordenador este texto, luego lo imprimas, 15 copias y  las mandes a la direccion de J.K Jhonson, esta en la agenda azul de la gabeta. Recuerda la agenda roja son la gente que nos dona el dinero para poder investigar y apollar a nuevos escritores, la azul para las empresas que nos anuncian y la verde...

-La verde son los escritores mas importantes que esta editorial a apoyado- sonrio acabando su frase.

-Asi me gusta - ambas reimos- Bueno, luego de eso llama a los de la carpeta roja y citalos para la cena del viernes por la noche, en la segunda gaveta veras una black berrie, esa te la da la editorial, es para que ahi guardes numeros, anotes citas y esas cosas, bueno, en ese black berrie esta la direccion y el dinero que deberan pagar por la cena, es benefica.- Asiento guardando todo en mi memoria.- Si necesito algo te llamare, mi linea es la dos- Tras dedicarme otra sonrisa regresa a su desapacho.


Despues de haber hecho todo lo que Grace me pidio le pedi un pequeño momento para bajar a por un cafe y un bollo con la escuca de que me lo comeria mientras terminaba de hacer otros encargos que ella me habia dado. El resto de la mañana se dio tranquila. A las dos sali a comer y a las 14:40 ya estaba de vuelta en mi mesa encargandome de fotocopias y tambien me mando a leerme unos de los libros que saldrian esta semana, ya que era su ayudante debia acompañarla al estreno del libro y tenia que estar enterada, ademas de cancelar todas sus citas del miercoles tambien me mando a corregir una columna que se publicaba en el periodico que en la editorial se hacia.


A las siete y media estaba saliendo por la puerta con una pequeña caja en mis brazos llena de papeles que debia de revisar y corregir. Y si, el dia podia empeorar. Perdi el autobus y tuve que regresar andado calandome de frio y rezando para que no se levantase viento y volase todas las ojas. Pero al llegar a casa me encontre con una grata sorpresa. La madre de _______ me esperaba, al verme sonrio encantada.

-Que hace aqui? - dije dandole un abrazo algo raro ya que llevaba la caja en brazos.

-Hacia tiempo que no te veia y bueno, Zayn me dijo donde vivias ahora.

-Pase y tomaremos un cafe- dije intentando olvidar el nombre que ella habia dicho.

-Bueno veo que vienes cargada- le ofreci asiento y ella gustosa lo acepto.

-he empezado  a trabajar en una editorial, no me pagan mucho, pero tampoco necesito tanto para vivir- dije sonriendo mientras dejaba la caja sobre la mesa de la cocina y me sacaba la chaqueta.- Quieres cafe?

-Si, se a metido frio ya- dijo sonriendo- ________ odiaba el frio- dijo con una sonrisa melancolica.- Y tu como estas?

-Yo? bueno, bien, supongo..- dije sonriendo como una estupida.

-Supones?- rió y me miro- hay que estar bien...

-Como vas con tu...tema..quiero decir el...el...- hablar de la enfermedad de una persona nunca es facil y si encima es con la propia persona que la sufrio menos.

-Oh el cancer no a vuelto y el medico me a dicho que puedo estar tranquila, a desaparecido del todo!

-Eso es maravilloso, deberias de celebrarlo.- le sonrei contenta.

-Hace tiempo que no tengo motivos para celebrar...pero dentro de unos dias es el cumpleaños de ________, cumple 20..- ver a una madre hablar de su hija fallecida como si aun viviese no es nada facil.

-Ire a felicitarla, podemos ir juntas si quieres- tras servir el cafe se lo ofreci sentandome a su lado.

-Sera genial, le va a gustar que vayas...


Despues de charlar un poco mas se fue, insisti para que se quedase a cenar con migo pero su mardio la esperaba y no la pude convencer.


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Habian pasado ya casi dos semanas que no sabia nada de Raquel, realmente me sentia una mierda por haberla tratado asi, y, quisas si que tenia razon, tenia que seguir adelante y aun que no llegase  a olvidar a _______ si que podria intentar ser feliz. Las cosas iban genial, Harry y Celia se habian ido a vivir juntos y a mi Arthur me habia dado un aumento de sueldo y encima me habia echo el responzable de la zona VIP en el Infierno. Las noches cada ves se daban mejor y ahora habiamos contratado a chicas para que fuesen acompañantes, aparte habia puesto a Perrie la mision de escoger a las chicas de compañia.

Se habia acercado el dia del cumpleaños de ________. 20 años, su segundo cumpleaños y ella no estaba aqui. Ya estaba listo, iba de negro por completo y llevaba una rosa blanca. Aparque la moto en el lugar de siempre y tras dejar el casco encima de la moto avanze hasta la tumba de _______. Desde lo lejos mis ojos se iluminaron. Alli estaba Raquel, acompañaba a Angelica y a Celia, las tres de negro, en silencio delante de la tumba de _______.

Algo dentro de mi me dijo que no la podia dejar pasar, y ya no solo por el parecido que tenia con _______ si no por que habia empezado a querer a esa chica mas de lo que yo mismo creia. Tras quedarme un rato embobado me acerque a ellas. Angelica lloraba, pero a la vez sonreia, me dijo que habia recordado anecdotas y que las habia comentado con las chicas, Celia tambien lloraba pero se que sonreia por ver a su madre "Postisa" sonreir, en cambio Raquel no me miro en absoluto.

-Os dejaremos solos un momento..- Celia paso su brazo por el hombro de Angelica.

-Podemos hablar?- Ella miraba la lapida de ______ sin imutarse.

-De verdad crees que este es el mejor lugar?

-No se si lo es o no, solo se que necesito hablar contigo, y ya...-Ella me miro con los ojos aguados

-Te espero fuera..- susurro- Adios _______, y feliz cumpleaños..- sonrio y dejo una rosa roja sobre la tumba, pasando por mi lado y yendose a la salida.

-Hola nena- Mi sonrisa se habia vuelto triste- Has visto que genio tiene? es tan igual a ti...Por cierto, feliz cumpleaños gordita - Deje la rosa al lado de la de Raquel y sonrei- Sabes? Arthur me a dado un puesto importante y me a aumentado el sueldo... creo que podre pagarle a tu madre esas vacaciones que tanto quiso hacer...- En cuestion de segundos deje de sonreir- Te echo mucho de menos mi amor...demasiado, no se como puedo seguir en pie, sin ti... Raquel me a  dicho que te olvide pero es algo imposible, estas en mi, bajo mi piel nena- rompo a llorar- y pensar que jamas pude cuidar de ti ni de Alana me esta matando cada dia mas...Se que te gustaria que siguiese adelante pero me cuesta mucho... se que..- antes de seguir siento unos brazos delgados rodearme y abrazarme por la espalda.

-Ella te esta cuidando desde un buen lugar Zayn..- la voz rota de Raquel me hace llorar mas.-Vamos a mi casa y hablemos...

-Adios mi angel...- susurro mirando la tumba y al girarme Raquel me vuelve a abrazar fuerte como si abrasace a un gran peluche

Subimos en mi moto y nos dirigiamos a su casa despues de habernos despedido de Angelica y Celia. Nos habiamos parado en un semaforo en rojo pero la lluevia nos sorprendio, por lo que me salte el semaforo y en menos de 5 minutos llegamos a su casa. Ella se ducho primero y luego me dejo algo de ropa que su hermano se habia dejado en su casa. Al salir al salon la vi en una bata y parecia algo calentita. Si bien no me queria escuchar lo que sentia por ella, tendria que demostrarselo.

Al verme solo envuelto en una toalla de cintura para abajo sus ojos se abrieron como platos. No lo pense y la bese apasionado, deseos por sentir sus labios.

-Me encantas Raquel...y..y..te quiero...

(Narrador)

-Tenemos que hablarlo. Es importante. Es... —Rodeó la cintura de Raquel con las manos. -

-Ya hemos perdido mucho tiempo nena... ¿No crees que ha llegado el momento de actuar?


El olor de Raquel lo tentaba. La recorrió con la mirada; su cuerpo quedaba resaltado por la bata blanca aterciopelada y la suave respiración de la joven le agitaba el vello del pecho.

-¿Por qué quieres hacerlo con alguien a quien no amas?-

A Raquel se le cerraron los ojos cuando él inclinó la cabeza y le acarició el cuello con los labios.

-¿Por qué no dejas que sea yo quien se preocupe de eso?

-Me consideras una mas, no me amas...-

—Bueno, ya te dije que eso habia cambiado..-

—Creo que eres endemoniadamente sexy. —Le rozó el labio inferior con el pulgar y lo encontró húmedo bajo su caricia. —¿Utilizas algún anticonceptivo o quieres que me encargue yo?
Los ojos de Raquel
 llamearon. 

—Tomo la píldora, pero...

—Bien.

Zayn inclinó aún más la cabeza y cubrió los labios de ella con los suyos. Los dos se estremecieron. ¡Santo Dios, qué dulces eran! La joven entreabrió los labios, pero el movimiento fue titubeante, como si aún no hubiera tomado una decisión. A él le resultó muy excitante esa aceptación tímida e insegura. En ese momento decidió que no le daría más tiempo para pensar, y la estrechó contra su cuerpo.
Fuera del pequeño piso, comenzaron a caer mas gotas de lluvia, que golpearon el cristal del piso con un ligero y agradable repiqueteo. El sonido era hipnótico y tranquilizador. El ruido de la lluvia los aislaba, los apañaba del resto del universo y los llevaba a un lugar íntimo y acogedor.

Raquel suspiró contra los gentiles y pacientes labios de Zayn. La medalla esmaltada que colgaba del cuello de Zayn se rozaba contra ella y, cuando él le pasó la punta de la lengua por la sensible superficie interior del labio inferior, una oleada de calor le atravesó las venas. En ese momento todos sus principios morales se evaporaron, y cualquier idea que hubiera tenido de re ' chazarlo se esfumó. Ella había deseado eso desde el principio y ya no podía reprimir la fuerza que la impulsaba hacia él.
Se rindió y separó los labios, dejándole entrar.

Zayn se tomó su tiempo y, cuando le invadió la boca, el beso fue completamente arrebatador. Raquel respondió con fervor y él le permitió indagar todo lo que quiso.Ella introdujo la lengua entre los labios de Zayn, besando las comisuras de esa boca dura, explorando el interior una y otra vez. Rodeó los hombros de su dios con los brazos y se puso de puntillas para mordisquearle la oreja. Le dejó la marca de los dientes en la curva de la mandíbula antes de regresar de nuevo a su boca. Entraba y salía.
Se retiraba e indagaba.Y dentro otra vez.


Raquel se sentía cada vez más excitada, una excitación alimentada por la respiración entrecortada de Zayn y por la sensación que le provocaban sus manos, estrechándola con fuerza: una en la cintura, otra magreándole las nalgas. ¿Cómo podía haber tenido miedo de él? Raque lamió el dulce camino entre el cuello y el pecho del chico y hurgó con la punta de la lengua en el vello oscuro que le cubría el torso hasta llegar a la piel de debajo. La respiración de Zayn era ahora más rápida y, cuando habló, su voz sonó ronca.

—Si es así como besas, ángel, no quiero ni pensar en cómo... —gimió cuando ella encontró la tetilla.
Raquel le subió los brazos al cuello y uno de los dedos se le quedó atrapado en la cadena de oro que sostenía la medalla esmaltada. Esos besos ardientes y esas caricias tentadoras eran tan deliciosos que no tenía suficiente. El cuerpo de Zayn era ahora suyo para explorarlo a placer, y ella ansiaba conocer cada centímetro de él.

—Quiero quitarte la toalla —susurró.

Zayn le hundió los dedos en el pelo. Ella alargó el brazo hacia el nudo, pero él le atrapó la mano.

—No tan rápido, cariño. Primero enséñame tú algo.

—¿Qué quieres ver? 

—Lo que tú quieras.

—Con esta bata entreabierta no dejo mucho para la imaginacion.

 —Aun así quiero verte más de cerca.

Raquel sabía que el sexo podía ser excitante, pero no había esperado el sensual tono provocador en la voz de Zayn. De repente pensó que quizá debería decirle que era virgen, pero entonces él creería que era un bicho raro. Y lo cierto es que Zayn nunca lo sabría si ella no se lo decía.

Echando la cabeza hacia atrás, Raquel observó cómo Zayn se la comía con los ojos y, mientras permanecía delante de él, sólo cubierta por la bata que se entre abria,  encontró que la idea de jugar a ser una experimentada mujer fatal era demasiado excitante para ignorarla. Había leído montones de libros al respecto, pero ¿sería capaz de conseguirlo? ¿Qué podía hacer para provocarlo aún más?
Le dio la espalda, intentando ganar tiempo para pensar, y entonces vio que las cortinas azules que colgaban en la ventana de la cocina no estaban cerradas del todo. Dudaba que alguien se paseara por el piso de enfrente y los viesen se apresuró a cerrarlas. Apoyando una mano en el mostrador, se estiró por encima para alcanzar la cortina. Oyó un sonido ahogado, casi como un gemido.

—Una buena elección, cariño.
 

No supo de qué estaba hablando Zayn hasta que lo sintió detrás, acariciándole las nalgas. Él le amasó la carne por encima del borde de la bata .A Raquel  se le tensaron los pezones y su piel comenzó a arder de una manera extraña. Comenzó a sentirse nerviosa. No importaba lo que había querido que pensara él, ni siquiera sabía hacer el amor de la manera básica, así que mucho menos podía probar a hacerlo de forma exótica. Zayn le deslizó un dedo bajo dl borde de la bata  y le dibujó la hendidura entre las nalgas. Raquel se mordió los labios para no gritar de placer. El dedo se deslizó más abajo.
Incapaz de resistirlo más, Raquel se enderezó y se giró hacia los brazos de Zayn.

 —Quiero volver a besarte. -Él gimió.

—Tus besos son más de lo que puedo manejar ahora mismo. —Zayn se ajustó el nudo de la toalla y Raquel se dio cuenta de que la tenía abultada. De hecho estaba muy abultada.

Ella se quedó mirándolo fijamente y sintió que se le secaba la boca.

—S-sigo queriendo besarte.

—Hagamos un trato. Ábrete abrete toda la bata y nos besaremos todo lo que quieras.

Raquel levantó la vista a regañadientes y llevó las manos al cinturon de la bata para hacer lo que le pedía. Cuando terminó, la bata  comenzó a caer, pero ella lo sostuvo contra sus pechos.
Zayn inclinó la cabeza y la besó al tiempo que le agarraba las muñecas y se las apañaba del pecho. Mientras el indagaba con la lengua en su boca, la bata  se le bajó hasta la cintura. Zayn la empujó contra la pared, al lado de la mesa, le levantó las muñecas y se las sujetó a ambos lados de la cabeza.

—No es justo —susurró ella contra sus labios mientras la apretaba contra la pared. —Eres más fuerte que yo.
—Ahora es mi turno —respondió él con un susurro.

Y lo fue.

Manteniéndole las muñecas inmovilizadas, Zayn usó la boca para excitarla. Le mordisqueó la oreja y el cuello. Le recorrió con rapidez la clavícula y la base de la garganta. Y luego se echó hacia atrás para poder mirarla de arriba abajo. Aquella posición hacía que los pechos de Raquel quedaran elevados. Él jugueteó con uno y luego con el otro, haciendo que le ardiesen con tal ferocidad que ella apenas podía soportarlo.

—Para —le dijo la joven sin aliento. —Suéltame.

Él le soltó de inmediato las muñecas.

—¿Te hago daño?

—No, pero vas muy rápido.

—¿Muy rápido? —la miró con una sonrisa torcida. —¿Estás criticando mi técnica?

—Oh, no. Tu técnica es maravillosa —repuso ella con rapidez, en tono serio y ansioso, y él sonrió. 

Avergonzada, Raquel evitó mirarlo a los ojos y clavó la vista en su boca. Luego se dio cuenta de que si iba a hacer el amor con ese hombre feroz y orgulloso, tenía que ser tan fuerte como él. Levantó la cabeza y le sostuvo la mirada.

—No quiero que seas tú quien lleve la voz cantante. No ahora. Quizá después, pero aún no.

—¿Me estás diciendo que quieres mandar un rato?

Ella asintió con la cabeza. Puede que estuviera nerviosa, pero nada iba a impedir que explorara los maravillosos misterios ocultos bajo la toalla.

—Sólo te pongo una condición, ángel. —Zayn enganchó un dedo en la bata que se enredaba en la cintura de la joven. —Quítatelo todo. ven, vayamos a la habitacion..- dijo caminando hacia el fndo del pasillo.

Raquel tragó saliva. No llevaba bragas debajo de la bata.Él arqueó una ceja después de retarla, luego la soltó y se sentó a los pies de la cama.

—Y quiero ver cómo te desnudas.

Eso era demasiado. Raquel se aclaró la garganta y le habló con toda la despreocupación que pudo fingir.

—¿Quieres decir aquí mismo? ¿Con luz y todo?

—Así es. Desnúdate y hazlo despacio.-La joven se armó de valor decidida a mantenerse a su altura.

—¿Luego te quitarás la toalla?

—Cada cosa a su tiempo.

Raquel se deslizó lentamente de la bata dejandola caer en el suelo y  escuchó el ligero repiqueteo de la lluvia sobre la ventana de su habitacion. La ronca voz de Zayn hizo que se estremeciera. Le temblaron las manos cuando acató su orden.

—Eres muy hermosa —susurró Zayn cuando se exhibió ante él, desnuda, Raquel decidió que ya le había dado tiempo más que suficiente para mirarla.

—Tiéndete en la cama —le dijo ella en voz baja. Él vaciló sólo un momento antes de acostarse como le decía, apoyándose en los codos.

—¿Así?

—Ah, no. De eso nada; túmbate por completo.

Para deleite de la joven , él hizo lo que le pedía. Zayn recostó la cabeza en dos almohadas apiladas para no perderse nada. Ella se mordisqueó los labios. No estaba completamente segura de poder conseguirlo, pero sí decidida a intentarlo.

—Ahora levanta las manos hasta tocar la pared. Y no se te ocurra moverlas. Él le dirigió una perezosa sonrisa que hizo que se le derritieran los huesos.

—¿Estás segura?

—Muy segura.

Zayn colocó los brazos como ella quería, haciéndola sentir muy orgullosa de sí misma. Se acercó a la cama. Él le recorrió los pechos y el vientre con una mirada ardiente, haciéndola ser consciente de que estaba casi desnuda. Cuando se acercó a él, cada célula del cuerpo de Raquel bullía de excitación y anticipación. Por un momento la imagen de los látigos guardados bajo la cama irrumpió en su mente, pero la ahuyentó.

Miró los brazos extendidos de Zayn en aquella falsa pose de esclavitud. Era su cautivo. Si se quedaba de esa manera, cada parte de aquel cuerpo sería suya, para explorarlo a voluntad, incluyendo el imponente montículo que abultaba la toalla. Apartó los ojos de allí y se arrodilló en el borde de la cama.

—Recuérdalo —susurró ella. —No apartes las manos en la pared. No las muevas.

—Si separas un poquito las piernas, cariño, seré tan colaborador como quieras.

Raquel decidió que era un trato justo, y separó los muslos. Zayn se recreó en lo que quedaba ahora a la vista. Tensó el brazo derecho, como si fuera a moverlo, pero luego se relajó. Raquel  inclinó la cabeza y comenzó a saborearle de nuevo, mordisqueando cada centímetro del torso masculino, y siguió bajando. La piel, firme y tensa, delineaba cada músculo. Le deslizó las manos por el pecho, disfrutando de la textura del vello y de la piel húmeda. No pudo resistirse a las tetillas color café y las capturó con los labios, haciendo que Zayn se contorsionara debajo de ella. Extendiendo una mano, Raquel le agarró el bíceps y se lo apretó. Después deslizó los dedos hacia abajo, buscando el suave vello de su axila. Cuando se demoró allí, a Zayn se le puso la piel de gallina y soltó un profundo gemido entrecortado. Ella levantó la cabeza lentamente y lo miró a los ojos.

—Voy a quitarte la toalla.

—¿Ahora?
E

l crudo deseo en la mirada de Zayn le recordó que estaba jugando con fuego. Pero no pensaba retroceder; bajó las manos a la toalla. Deshizo el nudo con un movimiento fluido y la abrió.

—Oh... —Era magnífico. Alargó la mano y lo tocó tímidamente con la punta del dedo. Zayn dio un brinco y ella apartó la mano. La mirada de Raquel voló hacia la cara de Zayn; la mueca que esbozaba parecía reflejar dolor.

—¿Te he hecho daño?

—Tienes sesenta segundos —graznó él, —después moveré los brazos. Un estremecimiento de placer atravesó como un relámpago el cuerpo de Raquel al darse cuenta de lo que pasaba.

—No lo harás hasta que te dé permiso —le dijo con severidad.

—Cincuenta segundos —repuso él.

Raquel se apresuró a acariciarlo otra vez, dejando que las indagadoras puntas de sus dedos vagaran por todas partes, acariciándolo aquí y allá. Deslizó la mano por los muslos separados de Zayn y buscó más sitios donde tocarlo.

—Veinte segundos —gimió él.

—No cuentes tan rápido.

Él se rio entre dientes al tiempo que gemía, haciéndola sonreír. Pero la sonrisa de la joven se desvaneció con rapidez. Después de tantos años de abstinencia, ¿cómo lograría su pequeño cuerpo alojar algo de ese tamaño? Cuando cerró su mano en torno a él, se le ocurrió que quizá sus partes privadas se habían atrofiado por falta de uso. Ella lo acarició.

—¡Se acabó el tiempo!

Sin previo aviso, se encontró de espaldas sobre la cama bajo el cuerpo de Zayn.

—Es hora de que recibas un poco de tu propia medicina. Ponte en la misma postura que yo.

—¿Cómo dices?

—Las manos contra la pared.

Raquel tragó saliva. Quizás eso de jugar a mujer fatal se le había dado demasiado bien. Él la estaba creyendo mucho más experimentada de lo que era en realidad.

—¿Zayn?

—No quiero que hables, sino que obedezcas mis órdenes.

Lentamente Raquel levantó los brazos por encima de la almohada.

—Te he dicho que apoyes las manos contra la pared.

Hizo lo que le ordenaba y se sintió indefensa y excitada. Cuando sus nudillos rozaron el cabecero de la cama, Raquel estaba confundida por la inquietante mezcla de desasosiego y profundo deseo sexual. Quería rogarle que fuera suave con ella pero, a la vez, quería que la poseyera con todas sus fuerzas.
Permaneció cautiva bajo la mirada de Zayn. El hecho de que no la hubiera atado de verdad no hacía que su cautiverio fuera menos real. Él era más fuerte que ella, más poderoso, podía hacerle lo que quisiera, estuviera ella de acuerdo o no. El deseo de la joven se incrementó todavía más cuando él le pasó la yema del dedo por el estómago, de un lado a otro de la cinturilla de las medias de red, hasta que Raquel quiso gritar. Zayn siguió bajando hasta rozar los rizos oscuros.

—Separa las piernas, cariño. Ella lo hizo, pero al parecer Zayn no quedó satisfecho con su acción porque le agarró los muslos y se los separó todavía más. Raquel se sintió demasiado expuesta, demasiado vulnerable. Apartó las manos de la pared.

—Ni se te ocurra —susurró Zayn, deslizándole los dedos sobre la parte de su cuerpo que ella había revelado.

Raquel  gimió y permaneció inmóvil mientras él separaba sus húmedos pliegues con los pulgares. Entonces Zayn inclinó la cabeza. La joven gritó y apretó los puños contra la pared cuando él la acarició con la boca, lamiéndola a través de la red. Un ronco murmullo de placer escapó de la garganta de ell. Sintió cómo él tensaba la red sobre ella, apretando profundamente las hebras contra su suavidad femenina.

Zayn le separó más las rodillas con los hombros y le ahuecó los pechos con las palmas de las manos mientras la acariciaba con los labios. La lluvia tamborileaba en el cristal que los cobijaba y el propio vientre de Raquel se estremeció en respuesta a lo que le estaba ocurriendo. Estaba perdida en un torbellino de sensaciones cuando sintió en las manos la vibración de un trueno a través de la pared que retumbó en cada nervio de su cuerpo. Ella arqueó la espalda y se entregó a un clímax destructivo.

Él la sostuvo mientras se estremecía. Sólo cuando se recuperó sintió que Zayn le tiraba con fuerza de las piernas. Raquel no comprendió lo que el chico  estaba haciendo hasta que se acomodó sobre ella y experimentó esa penetración tan largamente esperada en la entrada de su cuerpo.Raquel le  deslizó los brazos alrededor de los hombros y recreándose en la sensación de ese cuerpo masculino apretándola contra el colchón.  Zayn le rozó la sien con los labios y embistió con suavidad. Ella se puso rígida. Sus peores temores se estaban haciendo realidad. Su cuerpo se había atrofiado por tantos años sin usar.

Zayn se retiró un poco y le sonrió, pero ella podía sentir la tensión de su cuerpo y notaba lo cercano que estaba de perder el control.

—Pensé que estabas lista, pero imagino que no es suficiente. —Cambió de posición sobre ella y comenzó a acariciarla. La voz de Zayn pareció llegar de muy lejos.

—Eres muy estrecha, cariño. Ha pasado mucho tiempo para ti, ¿no?- Ella le hundió las uñas en los hombros.

—Sí... puede ser... —la joven soltó un jadeo cuando las nuevas sensaciones crecieron vertiginosamente en ni interior —que esté un poco cerrada.- Él gimió y se volvió a colocar sobre ella.

—Volvamos a intentarlo. —Dicho eso intentó penetrarla otra vez.

Raquel gritó y se arqueó sin saber si quería apartarse o acercarse más a él. Su cuerpo se abrió suavemente con un ardiente dolor. Él la sujetó por las nalgas y la penetró profundamente al tiempo que le cubría la boca con la suya, devorándola. Su posesión era rápida e intensa, pero la tensión que ella sentía en él le decía que Zayn seguía controlándose. No supo por qué hasta que escuchó su murmullo.

—Deja de contenerte, cariño. Deja de contenerte. 

Raquel supo en ese momento que él la estaba esperando y esas palabras suaves la hicieron llegar otra vez al clímax. Cuando volvió en sí, la piel de Zayn estaba húmeda y su cuerpo tenso de deseo bajo las manos de ella. Pero era un amante fuerte y generoso.
—Otra vez, cariño. Otra vez.

—No, yo...

—¡Sí! —Con firmeza, la condujo de nuevo al éxtasis.

Fuera del piso retumbó un trueno y, dentro, ella hizo lo que le pedía. Y, esta vez, él la siguió.
El tiempo transcurrió mientras yacían inmóviles, con los cuerpos entrelazados, con el todavía enterrado en su interior. Raquel no lo olvidaría jamás. No podía haber tenido una iniciación más maravillosa, y siempre le estaría agradecida a Zayn por ello.
Apretó los labios contra el pecho de su moreno  mientras le acariciaba con las palmas de las manos. Después de tanto tiempo, por fin había pasado.

—Ya no soy virgen.

Raquel sintió que Zayn se ponía rígido debajo de sus manos. Sólo entonces se percató de que había dicho su secreto en voz alta.



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