Capítulo 3.-
La escuela estuvo bien, como era normal; yo era bastante popular debido
al hecho de que mi hermano y su mejor amigo eran los chicos más deseados allí.
Ellos me cuidaban de mí, lo que básicamente significaba que advertían a todos
los chicos que se alejaran de mí, que de hecho, me sentaba bien porque yo no
quería salir con nadie. La mayoría de las chicas querían ser mis amigas para
poder acercarse a mi hermano. Las chicas que querían ser novias eran fáciles de
localizar, en su mayor parte podías saber si querían que las presentaras por el
tipo de ropa que estaban usando, si no estaban usando mucha entonces iban por
mi hermano o Zayn.
Amaba mis clases, era bastante popular entre los profesores porque mis
notas nunca iban por debajo de un sobresaliente. Siempre hacía mi tarea y jamás
llegaba tarde; me enorgullecía de ello, aunque no era una nerd. A la hora del
almuerzo, me senté con mis amigos cuando escuché los usuales suspiros y risitas
tontas. Las chicas empezaron a revisar su cabello y arreglar su maquillaje, de
modo que supe que mi hermano y sus amigos estaban llegando al comedor. Suspiré
cuando Kate y Sarah empezaron a sentir lujuria por ellos, como era costumbre.
-¡Oh, genial, sexy trasero número uno está viniendo! Sarah rió
tontamente, codeando a Kate en las costillas.
Puse los ojos en blanco cuando una mano apareció por detrás de mí,
robándome un puñado de mis papitas fritas.
-Hola, Ángel susurró Zayn en mi cuello.
Golpeé su mano cuando fue a robar más.
-¡Zayn, por el amor de Dios! Ve a comprar tu propia comida, idi'ota
?despotriqué, molesta.
Se echó a reír.
—Oh, sabes que quieres compartir conmigo —respondió, dejándose caer en
el banco, empujándome de nuevo con su cadera.
—Zayn, ¿qué quieres? —le pregunté con un suspiro, moviendo el plato
lejos de él.
Pasó el brazo alrededor de mi hombro.
—Sólo quería visitar a mi chica. Sé que me has echado de menos sin verme
todas las mañanas y eso —dijo engreídamente.
Todas mis amigas suspiraron y lo miraron con nostalgia.
—Podrías quitar tu brazo-para-*beep* de mí, Zayn, por el amor de Dios;
¡no quiero coger cualquier cosa! —le regañé, encogiéndome para alejarme.
Se rió de nuevo.
—No seas así, Ángel. Sólo quería hacerte saber que voy a llevarte a casa
hoy. Tu hermano tiene una cita, así que... —Se calló, sonriéndome.
¡Genial, simplemente genial! Me iba a llevar a casa. Fantástico. Él
siempre hacía el trayecto a casa lo más largo posible sólo para molestar mi
vida externa. Luego, insistiría en esperar en casa hasta que mi hermano
llegase, lo que significaba que tenía que cocinar para él también. ¡Maldita
sea, es tan molesto!
—Está bien, Zayn. Ahora corre, estoy segura de que tienes alguna ETS*
más que propagar por ahí —le dije, agitando la mano con un gesto molesto.
Se rió y me dio un beso en la mejilla mientras se ponía de pie.
—Finge todo lo que quieras, Ángel, los dos sabemos que vas a querer que
duerma contigo por la noche. —Me guiñó un ojo con malicia, dándole a lo que
acababa de decir un doble sentido, y rogué para que nadie más se diese cuenta.
—Claro que querré, Zayn, porque estoy tan enamorada de ti. —Suspiré,
poniendo los ojos en blanco y frotándome la mejilla donde él me besó.
—Yo también te quiero. —Me sonrió mientras se alejaba de vuelta a la
misma chica de esta mañana. Pasó el brazo alrededor de su hombro, sus sucios,
asquerosos labios descendieron hasta los de ella. Fruncí el ceño, y aparté la
mirada de nuevo a mis amigos cuando comenzó a hacerlo con ella en medio del
comedor.
Kate, Sarah y la mitad de las chicas del comedor estaban mirándole con
lujuria.
—Jeez, ¡este chico es tan jodidamente molesto! ¿Por qué mi hermano no
podía escoger un mejor amigo mejor, alguien que no fuera un arrogante,
obsesivo, gilipollas? —despotriqué, lanzando mis manos al aire.
—Oh, ¡deja de lloriquear! Zayn Malik acaba de tener su brazo alrededor
tuyo y besado en la mejilla, daría cualquier cosa por tener esos dulces labios
en mí —dijo Sarah soñadoramente, haciéndome reír.
—Lo que sea. Vamos, vamos a nuestra próxima clase. —Le sugerí mientras
recogíamos nuestras bandejas e íbamos.
* * *
Después de clases me dirigí a regañadientes al estacionamiento, donde un
sonriente Zayn se encontraba apoyado en su coche, esperándome.
—Hola preciosa. —Me guiñó un ojo coquetamente y abrió la puerta para mí.
—Hola Zayn. —Me subí a su coche, ya molesta con su coqueto Cu'lo, si
Niall estuviese aquí lo habría abofeteado por esa. Subió a mi lado.
—Así pues, Ángel, tengo que pasar por la tienda de camino a casa. —Puso
el coche en marcha y salimos del estacionamiento.
—Genial —murmuré. Decidí mirar por la ventada e ignorarle; seguía
molesta con él por todo la cosa de “diez minutos más” de esta mañana.
Se detuvo en el estacionamiento de la tienda unos minutos más tarde.
—Vamos, Ángel —dijo, saliendo. Me senté ahí y crucé mis brazos sobre el
pecho, rehusándome a bajar. Caminó alrededor del coche y abrió la puerta por
mí—. Vamos, Ángel —repitió, sosteniendo su mano para mí.
—No se necesitan dos para entrar, Zayn. Esperaré aquí —respondí. Metió
sus manos en el coche y me recogió con facilidad, arrojándome por encima del
hombro, riendo. Dio un puntapié a la puerta para cerrarla y comenzó a caminar
hacia la tienda—. Ponme malditamente abajo, ¡imbécil! —grité, golpeándolo en la
espalda.
—No se necesitan dos para entrar, Zayn. Esperaré aquí —respondí. Metió
sus manos en el coche y me recogió con facilidad, arrojándome por encima del
hombro, riendo. Dio un puntapié a la puerta para cerrarla y comenzó a caminar
hacia la tienda—. Ponme malditamente abajo, ¡imbécil! —grité, golpeándolo en la
espalda.
Él sólo se reía de mis escasos intentos de bajar, y siguió caminando.
Una vez en la tienda, finalmente me puso en mis pies. Miré alrededor,
avergonzada, para comprobar si alguien vio eso, pero parecía que no. Alargó la
mano y metió algunos mechones de pelo suelto detrás de la oreja, sus dedos
demorándose en mi mejilla. Golpeé su mano fuera de mi cara y lo miré enfadada.
—¡Eso fue tan vergonzoso! —siseé.
—¿Cuál es el problema? A la mayoría de chicas les encantaría que las
hiciese eso — replicó, encogiéndose de hombros y yendo hacia las revistas.
Pisoteé con el pie, luego me ruboricé porque había pisoteado como un
niño pequeño; por suerte, Zayn no miraba, de lo contrario nunca hubiese oído el
final de esto. Agarró una revista de deportes y una barrita de chocolate y se
dirigió al mostrador para pagar.
Estaba felizmente hojeando la TeenVogue cuando dos chicos se acercaron a
mí. Me puse tensa.
—Bueno, hola aquí. —Uno de ellos ronroneó. Asentí con la cabeza en
reconocimiento y puse la revista de vuelta, alejándome con rapidez en busca de
Zayn.
—Hey, ¿a dónde vas? —preguntó el otro, cogiendo mi mano.
Mi corazón empezó ha acelerarse mientras miraba alrededor,
frenéticamente.
—Estoy buscando a mi novio —le mentí, tratando de sonar segura.
—¿Novio? No veo ningún novio —dijo el otro, burlándose de mí—. ¿Qué tal
si vamos a alguna parte y nos conocemos mejor? —ofreció el chico que estaba
sujetando mi mano, tirándome hacia él lentamente.
Me sentí enferma. Oh Dios, Zayn, ¡ayúdame! Sé que soy patética, pero
odio los enfrentamientos y que la gente me toque, especialmente gente que no
conozco.
—Hey, Ángel —dijo Zayn, arrojando su brazo alrededor de mi hombro y
mirando a los dos chicos, que de inmediato soltaron la mano y dieron un paso
atrás. Me acerqué al lado de Zayn y me presioné contra él con tanta fuerza que
dolía—.Espero que no estuvieran molestando a mi chica —dijo casualmente, pero
podía oír el enfado en su tono de voz.
Zayn siempre ha sido protector conmigo; una vez un chico me empujó en un
charco cuanto tenía siete, y Zayn fue directamente a la casa del muchacho y le
dio un coñ'azo en la cara.
—De ninguna manera, hombre. Estábamos hablando, eso es todo. —El chico
mintió, levantando las manos inocentemente.
—Está bien. Vamos entonces, Ángel, nos vamos a casa —dijo Zayn,
guiándome hacia la puerta. Una vez fuera, se giró para mirarme—. ¿Estás bien?
—preguntó, revisándome preocupado. Estaba bien, mi corazón se detuvo de tratar
de salir del pecho tan pronto como oí su voz.
Asentí y le sonreí gratamente.
—Gracias —murmuré. Abrió la puerta del coche y esperó a que subiese
antes de rodearlo hacia su lado. Una vez dentro arrojó algo en mi regazo, miré
hacia abajo a la barrita de mi chocolate favorito. No pude evitar sonreír—.
Gracias, Zayn. —Él siempre hacía cosas dulces como comprarme golosinas, era una
lástima que fuese un gigoló idio'ta, de lo contrario sería probablemente un
buen chico.
Cuando llegué a casa, fui directamente a trabajar en la lasaña para
cenar. Zayn se cernía detrás de mí alrededor de la cocina, haciéndome sentir
violada mientras miraba mi cuerpo.
—Por el amor de Dios, Zayn, ¡mis ojos están aquí! —dije airadamente,
señalándome la cara. Se rió.
—Wow, estás verdaderamente de mal humor conmigo hoy, ¿eh? —bromeó,
sonriendo.
—Si, lo estoy. No puedo creerme lo de esta mañana. No me gustan las
prisas; me he visto y sentido como una idi'ota todo el día —dije con acritud.
—Creo que te has visto caliente todo el día —respondió, encogiéndose de
hombros.
—Ugh, ¿puedes dejar de hablarme? No estoy de humor. —Tiré la comida en
el horno y me puse a preparar un poco de ensalada.
—Bien, lo que sea. —Se encogió de hombros otra vez y vino a mi lado,
ayudándome a preparar la ensalada. Estaba tan cerca de mí que podía sentir el
calor que irradiaba de su cuerpo al mío, era extrañamente calmante.
—Voy a ir a hacer los deberes. La lasaña estará hecha en una hora y media;
imagino que te quedas a cenar —dije. No era una pregunta, sabía que lo haría.
No estoy segura de que Niall le pidiese que se quedara conmigo cuando él estaba
fuera, pero Zayn lo hacía siempre de todos modos.
—Seguro, viendo cómo me lo preguntas tan educadamente. —Sonrió.
—No estaba preguntando —gruñí sarcásticamente mientras me giraba para
alejarme.
Me agarró la mano y se acercó a mí, estaba tan cerca que mi pecho tocaba
el suyo, podía sentir su aliento soplando en mi cara.
—Ángel, lo siento por lo de esta mañana. Lo hago. Por favor deja de ser
toda una pe'rra conmigo, no te pega —dijo en voz baja.
Respiré hondo y suspiré.
—Está bien, si, lo siento también. Supongo que he sido una zo'rra
contigo —admití, tratando de apartar la mirada de sus hermosos ojos miel
obscuro que se sentía como si estuvieran viendo mi alma.
—Así que, ¿estoy perdonado? —preguntó, sonriendo.
Me gustaba este Zayn, él que me cuidaba, él que era diferente cuando
estábamos por nuestra cuenta. Me puso su adorable carita de cachorro a la que
no podía decir que no, y sentí a mi voluntad de odiarlo desmoronarse.
Me reí y puse los ojos en blanco.
—Lo que sea. Voy a ir a hacer los deberes antes de cenar. —Me empujé
fuera de su retención y me alejé rápidamente.
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